Siguen creciendo. Cada uno de una forma diferente. Mi pequeño Nemo más maduro, más preguntón, con su aplicación de la lógica. Un poco de rebeldía y un mucho de corazón. Es noble y sobre todo bueno. Con su hermano ni se diga. Está a punto de terminar el kinder y lo dicho por su maestra nos da gusto.
Entre lo malo de la mudanza que se avecina está el suspender sus clases de Tae Kwon Do. Es cinta verde y ahí se quedará por un rato. Esperemos encontrarle maestro allá. En cuanto a salud, después de un buen rato, le regresó la tos y la gripa, pero reaccionamos rápido y parece que lo ha superado. Mañana, de cualquier forma, le toca cita con el asmólogo.

Por parte de Samuel, sigue delineándose su personalidad. Carol dice que va a ser muy burlón. Yo no creo. Se rie mucho, juguetea. Eso sí, con su madre es uno y conmigo es otro. A la madre la chantajea, le llora, le grita. Conmigo sabe que no funciona y entonces pretende ganarme con sonrisas. Los dos estamos aprendiendo a como tratarnos.

No es No

Samuel está aprendiendo muy rápido el significado de la palabra "no". Lo curioso es que su reacción es el llanto. Es raro que al regañarlo y decirle que no a cualquier cosa no responda con lágrimas. Eso si, con unas cuantas sonrisas se le cambia el rostro.

Y así, de golpe empiezo a recordar a su hermano y esa etapa que no me gustaba. Empieza Samuel a golpear, a moverse tosco, jalar el pelo, pellizcar. Es obvio que no sabe bien lo que hace. Luego de eso seguirá una etapa donde no va a quedarse quieto. Recuerdo que de las cosas que más disfrute de Ulysses fue cuando se acostaba junto a mi y no se movía. No se si este será igual o no, pero por lo pronto su ritmo es mayor al mio.

Por cierto, Samuel se descubrió. Estando en el consultorio se descubrió en el espejo y se volvió loco de emoción. Jugó más de media hora con su reflejo, soltando carcajadas y compartiendo sonrisas. Por momentos se quedaba serio viendo a los ojos a ese niño idéntico a él. Finalmente tuvo que decir adios.